Rodrigo García González, arquitecto, investigador e inventor ha charlado con los alumnos del Grado en Arquitectura y los del Grado en Ingeniería Informática sobre innovación y creatividad, en una de las actividades organizadas por la Escuela Politécnica de la Universidad Francisco de Vitoria.
Rodrigo estudió Arquitectura en la Universidad Politécnica de Madrid de la que explicó que “merece la pena estudiar Arquitectura porque en ella se enseña una actitud hacia la vida y herramientas muy útiles para enfrentarte a cualquier tipo de proyecto no solo arquitectónico”.
Sin embargo, él no hace edificios. De hecho, él se dedica a inventar cosas. “La mayoría de las cosas que hago no tienen mucha relación con construir edificios”. ¿Cómo lo hace? Se lo ha explicado a los alumnos. Primero escucha atento lo que pasa y lo que tiene a su alrededor. Observa el mundo que le rodea y busca soluciones a los problemas que encuentra. “Hay que ver el mundo con otros ojos”. Así inventó, ante un problema de espacio, una fregona plegable, entre otros objetos.
El segundo paso es “pasar la idea, compartirla con otras personas para así hacer la idea más grande”. En este paso ha contado el proceso de Ooho!, un recipiente de agua comestible hecho de algas marinas. “Es una alternativa barata y biodegradable a las botellas de plástico”, explicó a los alumnos. “Teníamos la idea, creamos una licencia Creative Commons y grabamos un video sobre cómo hacerlo para que la gente replicara la receta de forma más inteligente que la nuestra”, contó. Se publicaron, según cuenta Rodrigo, numerosos vídeos que les dieron muchas pistas para mejorar su primera idea y además, también vieron que interesaba. “Conseguimos bastantes premios y con ello creamos una empresa en una universidad de Londres, donde estamos trabajando con alumnos de química creando envases con diferentes sabores o contenidos. Estamos viendo ahora como comercializarlo”, ha explicado Rodrigo García.
El último paso de una idea es “chutar la idea”, como él dice. Lanzar las ideas aunque no esté listas porque “hay que tener capacidad para equivocarnos y aprender de los errores”, explicó. “He hecho proyectos que han fracasado; hay que lanzar muchas veces hasta que alguno sale”, añadía. Entre ellos, destacaba un edificio plegable o una maleta que te sigue por el bluetooth del móvil.
No le da miedo que le copien la idea. “Compartir es una actitud. En mi opinión, creces más si compartes la idea porque, aunque tú dirijas la idea, tienes a más gente que te ayuda”, explicó a los alumnos de la Escuela Politécnica de la UFV. Además, “las ideas por sí mismas no tienen valor, hay que dedicarles mucho esfuerzo y trabajo, mimo, prototipar, elegir bien las personas con las que las vas a compartir y que tengan tus mismos objetivos, hasta que las ideas andan solas”, recomendaba. Al final, “yo creo ideas para que el resto de la sociedad las disfrute y para mejorar el mundo que en el que vivo”, añadió.
Finalizó su exposición haciendo un avance de sus próximos proyectos, entre ellos, hacer desaparecer el plástico desarrollando un catálogo de soluciones, por ejemplo, para los vasos de café de papel y plástico, bolsas de plástico, etc.