Si lleva tiempo dando clase o ha sido estudiante en los últimos cinco años se habrá dado cuenta de la importancia, e insistencia, que se da al trabajo en equipo, pero… ¿se está enfocando bien?
En los planes de estudios y guías docentes, sobre todo desde el advenimiento del llamado “Plan Bolonia”, es difícil encontrar una asignatura donde no se evalúe explícitamente el trabajo en equipo. Es más, se incentiva desde los primeros cursos de carrera como pieza fundamental de la evaluación poniéndolo incluso por encima o a la par de otras pruebas teóricas o prácticas.
Pero, ¿qué entendemos por trabajo en equipo? Si respondemos a esta pregunta desde una visión empresarial, en un contexto de equipos bien definidos y equilibrados, con unas tareas claramente marcadas, un calendario de entregas, un responsable de proyecto y seguramente un responsable técnico y un cliente, el trabajo en equipo está muy claro y es comprendido por todos: tengo que realizar mi tarea lo mejor posible porque de ella depende la tarea de otros. Si yo fracaso o me retraso o no comprendo lo que me piden y me callo, todo el proyecto se ve comprometido y perdemos todos. Eso se aprende muy rápido y se comprende más rápido todavía, e incluso es posible que algún compañero te lo explique nada más incorporarte al proyecto. En términos de Teoría de Juegos, podríamos decir que el trabajo en equipo es un «juego colaborativo con transferencia de utilidad», o dicho para que se entienda, es un trabajo en equipo donde lo que yo hago bien nos beneficia a todos, no solo a mí, y si los demás hacen bien su trabajo, yo me beneficio.
Entonces, si todo lo anterior es cierto, ¿qué falla en el trabajo en equipo que proponemos a los alumnos? Reflexionando sobre esto, hemos llegado a unas conclusiones que, sin ánimo de ser exhaustivas, sí pueden proporcionarnos las pautas sobre cómo mejorar la labor docente.
PRIMERO: Falta madurez. El alumno viene a la Universidad muy joven y no tiene interiorizado el valor del trabajo bien hecho o, como se decía antes, la satisfacción del deber cumplido. Todo se aprende, desde luego, pero esta lección la tienen pendiente.
SEGUNDO: No se encuentran en un ambiente de colaboración, sino más bien de competición y eso en el mejor de los casos. En el peor, nos encontramos con indiferencia o indolencia.
TERCERO: Todavía no tienen los conocimientos necesarios para excitar su curiosidad y su deseo de aprender cosas nuevas. Tienen desdibujada la profesión, que comprenden solo de una manera vaga y difusa y por tanto su motivación es muy justa, más allá del aprobado por el aprobado.
CUARTO: Liderazgos mal entendidos que son confundidos con popularidad o “buen rollo”. Normalmente el buen estudiante suele ser introvertido y dedicarse a estudiar, que es para lo que está aquí. No suele destacar como líder, si lo es, hasta cursos más avanzados.
Y dejamos la lista aquí para no aburrir (o desanimar).
¿Qué solución podemos aportar a este o estos problemas? Proponemos la que se ha practicado durante unos cuantos años con muy buenos resultados.
Partimos de la base de un alumno todavía inmaduro y hay que resolver esto como primera tarea. La forma utilizada es mediante un gran nivel de exigencia en el trabajo individual: formatos, contenido, maquetación, guion, ortografía, sintaxis… y plazos de entrega. Lo importante es hacerles ver que los actos tienen consecuencias; si entregan un desastre deben saber sin ningún lugar a dudas que tendrán un desastre de nota. Algunos profesores mandan repetir el trabajo; no lo recomendamos. Deben aprender que en su vida profesional, y en la mayoría de las ocasiones, solo tienen una oportunidad de hacer el trabajo bien hecho. Consideramos que si les acostumbramos a segundas oportunidades el mensaje que se les envía es equívoco y poco realista. Habrá más trabajos y habrá más prácticas para poder mejorar.
Por tanto y para finalizar, en los primeros cursos, quizá durante los cuatro primeros semestres, hay que llevarles por el camino de la exigencia personal, el trabajo individual bien hecho y la recompensa que esto conlleva. Y será en los siguientes cursos cuando podremos empezar a trabajar en equipo de verdad. Pero eso será objeto de otro artículo.